Burunchel es un pueblo situado en las mismas puertas del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, siendo principal vía de acceso al mismo. Fue antigua dehesa y está asentado en la ladera de la cordillera que desde el Nacimiento del Guadalquivir llega hasta el Pantano del Tranco perteneciendo al término municipal de La Iruela. La comarca ocupa una zona marcada por la orientación N-S del amplio y profundo valle del Guadalquivir, que contrasta con las altas cumbres que lo rodean. Orográficamente presenta las características de montaña, con un promedio elevado y un perfil abrupto e irregular. Se vio afectado por el incendio ocurrido en julio de 2001 en el que 836 hectáreas fueron pasto de las llamas aunque se está dando una recuperación bastante buena de la zona afectada. Desde hace mucho tiempo es considerado como un punto de parada por su gastronomía serrana debido a la gran variedad de platos típicos como son los revueltos serranos, carnes de gamo, jabalí y ciervo cocinadas en salsa de setas y trufas o hechas a la parrilla, la gachamiga, migas, papas a lo pobre, etc. y a sus licores caseros como es el caso de la "Sangre Guerrera", un orujo con característico sabor, muy digestivo y aromático elaborado desde antiguo en el Restaurante Las Peñas. Entre los lugares de visita de Burunchel destacan: El Templo del Espíritu Santo, La Ermita de San Julián,, la fuente de Gusarapos y el salto de agua de Las Cuevas. Otro lugar es la Calerilla, un antiguo palacete, que actualmente se está habilitando como albergue, situado sobre el pueblo y que nos remonta a tiempos pasados de mitos y superstición. Muy cerca del pueblo se encuentra también "Cueva Secreta" que es una cueva muy conocida y que en su día fue inspeccionada por el mismísimo Féliz Rodriguez de la Fuente. Y como no, si se visita el pueblo es imperdonable no dar un paseo de ruta por los parajes que lo rodean, un marco donde se pueden apreciar, con un poco de paciencia, algunas de las especies autóctonas de la sierra como son los ciervos, jabalíes, cabras monteses, buitres y águilas, junto a su extensa vegetación. Pero sin duda lo mejor de este pueblo son sus gentes, personas de gran simpatía y hospitalidad que hacen de la visita a Burunchel algo mucho más agradable.


CASAS

Rutas por la Sierra


Cerrada  de  Utrero

Este recorrido es el más conocido y realizado de cuantos se hacen a pie
por el Parque. Además de ser un itinerario corto, de fácil acceso en coche y sin posibilidad de pérdida, se encuentra en uno de los enclaves naturales más impresionantes de estas sierras. Así, a su escarpada topografía se añade el encanto de la abundancia de agua, que se despeña en vistosas cascadas.

Nos desplazaremos en coche hasta el cruce de Vadillo, donde lo estacionaremos. Seguiremos andando unas decenas de metros y, al llegar al puente, antes de cruzarlo, tomaremos un sendero que sale a nuestra izquierda discurriendo, paralelo al río, por un gran lapiaz, llamado "El Lanchón", cortado por los dientes invisibles del "Río", que a lo largo de milenios, sin prisa pero sin pausa, ha ido desgastando la roca hasta perfilar uno de los cañones más impresionantes de la serranía: La Cerrada del Utrero.

La salida del cañón está cerrada por una presa, con lo que el fondo de éste se aprovecha como un pequeño embalse, cuyas aguas, después de encauzarlas por debajo del Lanchón a través de un túnel y lanzarlas estrepitosamente por un tubo de fuerte pendiente, accionaban las turbinas de una central hidroeléctrica -actualmente cerrada- en la que se obtenía una energía limpia y ecológica con la que se accionaba la serrería del Vadillo y se abastecía de energía eléctrica al poblado.

A ambos lados del sendero nos acompañará una interesante vegetación, perfectamente adaptada al roquedo que aprovecha hasta la más mínima porción del suelo cobijada entre los huecos de la roca. En esencia se trata de un encinar supramediterráneo, cuya especie principal, la encina, es sustituida parcialmente por otras plantas, igualmente climácicas, pero mejor adaptadas a este medio.

Desde el muro de la presa se baja por unas escaleras con barandilla de tubo, en cuyo interior suele haber panales de avispas, por lo que en época de actividad de estos insectos procuraremos no molestarlos para no llevamos un mal recuerdo del paseo.

A partir de aquí, el desnivel del cauce del río se hace más acusado, despeñándose el agua con inusitada violencia, por las múltiples cascadas que existen en este tramo. Frente a nosotros quedará la Cascada o Chorreaero de Linarejos, formada por las aguas del arroyo del mismo nombre, al despeñarse por el cortado antes de rendirse al gran río de Andalucía, siendo digna de ver, especialmente, en época de lluvias o deshielo.

El sendero seguirá rodeando la gran mole del Lanchón y, al final de una suave pendiente, llegaremos al Collado del Lanchón o de Buenos Aires, a menos de un centenar de metros de donde dejamos nuestro coche. En épocas de crecidas del río, se aconseja hacer el itinerario en sentido contrario, entrando por donde ahora hemos salido y regresando por el mismo sitio, ya que el agua suele cortar el paso en la presa. Para quienes esta bonita excursión les sepa a poco sugerimos otra, también corta: después de pasar el puente se toma un sendero a la izquierda que sale justo al cruce de Linarejos -por debajo de éste existe un interesante lapiaz de profundas grietas que es digno de ver-. En el mismo cruce tomaremos otro sendero a la izquierda y hacia abajo, que nos llevará hasta el Arroyo de Linarejos, que cruzaremos, tomando a continuación un sendero que sigue paralelo al arroyo pero a un centenar de metros de éste por el canchal, hasta un mirador en el cortado, a la derecha de la cascada, con unas excelentes vistas.
Volveremos por el mismo sendero, sin cruzar ahora el arroyo, seguiremos éste lapiaz junto al cruce de Linarejos, hasta el Campamento de Linarejos.
Regresaremos al cruce por la carretera y de allí, hasta el lugar donde dejamos el coche, por el sendero que seguimos para venir.